EL SECRETARIO GENERAL
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PREFACIO
GUÍA DE LOS EMPLEADORES PARA EL PACTO MUNDIAL
En 1999, propuse un Pacto Mundial invitando a las empresas a desempeñar un papel en la construcción de la deficiente infraestructura social de la nueva economía mundializada por medio de la mejora de sus propias prácticas empresariales. Pedí concretamente a las empresas que, en el marco de sus actividades empresariales, asumieran y pusieran en práctica diez principios fundamentales que se derivaban de acuerdos aceptados universalmente en el ámbito de los derechos humanos, laborales y medioambientales. Desde entonces, el Pacto Mundial ha inspirado muchos proyectos concretos destinados a lograr que la mundialización beneficiara a todos.
El Pacto Mundial no es un código de conducta, sino más bien una llamada a la acción a la que está respondiendo un número creciente de empresas de todo el mundo. La presente publicación de la Organización Internacional de Empleadores es un ejemplo más de esta respuesta. Ofrece una guía práctica a los empleadores que tratan de entender lo que puede suponer el Pacto Mundial para las empresas.
Felicito a la OIE por su esfuerzo permanente de promoción de los principios del Pacto Mundial entre sus miembros, y también por su empeño en reforzar el enfoque didáctico y educativo del Pacto. El Pacto Mundial supone una aventura apasionante que, aunque sea paso a paso, puede representar una verdadera diferencia. Espero que todos aquellos de ustedes que no estén aún implicados se unan a nosotros en breve.
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