Todos tenemos algo que dar
• Ser claro al describir el tipo de trabajo y el tiempo que se requiere para desempeñarlo.
• Tomar en cuenta que los voluntarios están interesados en proyectos a corto plazo.
• Establecer un periodo de compromiso, para que los voluntarios tengan disposición y conozcan las expectativas del trabajo que están por desempeñar. Deben sentir que realizaron algo que tuvo principio y fin.
• Reconocer que lo que originalmente motiva a un voluntario para desempeñar determinado trabajo puede variar, y por ello necesitamos ofrecer diferentes oportunidades, describir nuevas situaciones o ampliar las oportunidades que frecuentemente resultan en nuevas actividades y estímulos para los voluntarios desmotivados.
• Reclutar a través de una invitación en lugar de hacerlo con desesperación.
Cuando se les presenta el mismo trabajo de una manera positiva y agradable lo encuentran interesante.
• Diseñar oportunidades de trabajo significativas, y no solo en momentos de urgencia o desesperación. Si el trabajo no es muy relevante, no están motivados.
• Ver a cada persona dentro de nuestro mundo como un posible voluntario y determinar como pueden contribuir con su tiempo y talento.
• Saber delegar es un arte, si nosotros delegamos a una persona responsabilidades, antes debemos saber definir también los parámetros del trabajo y ceder la autoridad
• Entender que la comunicación efectiva, seguimiento y claridad son claves para tener una experiencia voluntaria más positiva.
• Escuchar los deseos y necesidades de los voluntarios
• El reconocimiento es un proceso que forma parte de este conjunto.
Dar reconocimiento es algo que generalmente no hacemos, y que deberíamos programar regularmente. Demuestra el respeto que le tenemos al voluntario.
